Semblanza sobre Alexandre Moret
Prof. Javier M. Paysás
11 de abril de 2006, 19 hs
Bienvenidos a esta semblanza sobre Alexandre Moret, egiptólogo y humanista, en el marco de esta Muestra “El Egipto Faraónico en el Patrimonio Cultural Argentino”. Alexandre Moret nació el 19 de septiembre de 1868 en Aix-les-Bains, Francia. Era hijo de de Maurice Moret y Felicie Perréard. Falleció el 2 de febrero de 1938.
Respecto de sus estudios, los comenzó en el Liceo de Chambéry, entre 1880 y 1885 y continuaron en el Liceo Enrique IV, en Lyon, entre 1885 y 1888. Siguió luego en la Facultad de Letras de Lyon entre 1888 y 1893, bajo la dirección del célebre Víctor Loret, con especial dedicación a la historia de Egipto.
Ingresó en la Sorbona, París, en 1893 y en la Escuela de Altos Estudios entre 1894 y 1897, donde estudió bajo la dirección de E. Lavisse y el célebre egiptólogo Gastón Maspero.
Entre 1897 y 1899 sucedió a Víctor Loret en la Facultad de Letras de Lyon, como Maestro de Conferencias. Vuelve a París entre 1899 y 1938, como Director de la Escuela de Altos Estudios.
También fue director del Museo Guimet en 1905 y curador del mismo museo entre 1918 y 1938, Profesor en la Sorbona en 1920 y en el Colegio de Francia en 1923.
Entre los honores recibidos, se cuentan el de Dr. Honoris Causa en Oxford y en Bruselas; miembro del Instituto de Egiptología de Francia y de la Academia de Río de Janeiro; en 1935 fue elegido para el claustro docente del Instituto Oriental de la Universidad de Bruselas y dio muchas conferencias en Europa, Estados Unidos de América, Canadá y América del Sur.
Sus trabajos publicados integran una larga serie. Sus primeras investigaciones se refirieron al orden legal en el Antiguo Egipto: “La apelación al rey en Egipto en tiempos de los faraones y de los Ptolomeos”(1894); “Una función judicial de la Dinastía XII y los crematistas ptolemaicos”; “Un proceso de familia bajo la Dinastía XIX”(1901). Fue uno de los primeros egiptólogos que estudió el derecho privado y la ley en el Reino Antiguo, y junto con Luis Boulard publicaron, en 1907, un importante trabajo: “Donaciones y fundaciones en el derecho egipcio”. También publicó una serie de 10 artículos en el Journal Asiatique sobre los caracteres de la inmunidad y decretos reales a fines del Reino Antiguo y sobre la propiedad privada en el Reino Medio.
También la religión egipcia acaparó gran parte de sus investigaciones. En 1902, en los Anales del Museo Guimet, publicó “El ritual diario del culto divino en Egipto”. En ese mismo año publica “Del carácter religioso de la realeza faraónica”. En 1908 “Reyes y dioses de Egipto” y “En tiempos de los faraones” y en 1913 “Misterios egipcios”.
En 1923, publica con el sociólogo L. Davy “De los clanes a los imperios”, traducido al inglés por Vere Gordon Childe como “De las tribus al imperio”.
En 1926 publica su obra quizás más conocida en general “El Nilo y la civilización egipcia”, de la cual hablaremos un poco más adelante.
Tradujo al francés la Cronología de Meyer y el Calendario de Mahler.
Su ópera magna fue sin duda los dos volúmenes de la Historia de Oriente, que fueron los dos primeros tomos de la célebre obra dirigida por Gustave Glotz. Cabe destacar que esta obra de Moret fue la más grande llevada a cabo por un solo hombre desde que Maspero escribiera su historia 40 años antes e igualada en tamaño sólo por la Cambridge Ancient History, de la cual cabe aclarar que fue redactada por un equipo de especialistas. En estos dos libros, Moret trazó cuatro milenios de historia del Cercano Oriente antiguo.
También publicó en 1909 un catálogo de la galería egipcia del Museo Guimet y en 1912 un texto sobre los sarcófagos desde la época bubastita hasta la época saíta para el Museo de El Cairo.
En 1915 publica la “Estela Metternich” y un curso de historia de Oriente y Grecia junto con P. Cloché.
En la necrológica que le dedicó Pierre Jouguet en el BIFAO 38 (1939), no sólo habla de las grandes cualidades humanas y académicas de Moret sino que comenta que al momento de su muerte estaba preparando un meditado libro sobre su tema principal, la religión egipcia, pero lamentablemente Osiris lo llamó antes a su reino. En 1937, estando en Egipto, su esposa se enferma y muere en París: según Jouguet, Moret estaba muy unido a su esposa, siguiéndola al Más Allá al año siguiente.
En su obra más conocida, “El Nilo y la civilización egipcia”, Moret hizo una serie de consideraciones sobre la religión del Valle del Nilo. Influido enormemente por la etnografía, negó la posibilidad de que en Egipto fuera posible el monoteísmo y trató de describir su religión como si fuera un etnógrafo estudiando uno de los pueblos no europeos que la colonización hizo conocer en Europa. Según Michèle Broze, de la Universidad Libre de Bruselas, en su artículo “Alejandro Moret y la religión egipcia”, este aspecto se ve especialmente reflejado en la obra que consagró al ritual diario, donde se esfuerza por describir los hechos sin interpretarlos, con un
interés bienhechor por esta “civilización primitiva” como él llamaba al antiguo Egipto. Negaba la evolución religiosa desde el politeísmo hasta el monoteísmo, como característica propia de esta civilización, comentando inclusive que el monoteísmo nunca podría encajar en el Antiguo Egipto. Pero donde no pudo evitar la influencia del evolucionismo fue en el aspecto social, que llevó al hombre, según Moret, desde lo primitivo hasta lo civilizado. Precisamente, esta obra “El Nilo y la civilización egipcia” fue publicada dentro de una colección que se llamaba “La evolución de la humanidad”.
Para Moret, el mito relataba hechos históricos ocurridos con anterioridad y aquí utilizaba como fuente principal los Textos de las Pirámides, a los cuales él calificaba de “archivos”. El mito de Osiris se interpretaba como lejano recuerdo de hechos sucedidos con anterioridad al Reino Antiguo (c.2800 a.C.) donde se enfrentaron el Norte (Osiris y Horus) y el Sur (Seth). Según Moret, la cultura más elevada del Norte le dio grandes conocimientos al Sur. Evidentemente, esta concepción conllevaba, en el plano social, la evolución desde los clanes hasta la formación del Estado e incluso la idea de la superioridad de un pueblo respecto de otro, tema muy querido por el famoso Flinders Petrie. Hoy en día, esta hipótesis se halla bastante relativizada por los especialistas y los Textos de las Pirámides se toman, en general, más como símbolos o arquetipos cósmicos que como hechos históricos, aunque se puedan constatar algunos elementos históricos interesantes tales como las prácticas funerarias.
Como dato curioso, apuntemos que Moret fue el último doctor en Francia que presentó su tesis escrita en latín, “De Bochori Rege”, que trataba sobre el legislador saíta Bakenrenef (Bokhoris para los griegos).
Ahora bien ¿por qué hablamos de Alexandre Moret en esta exposición? Porque este gran especialista visitó nuestro país en 1925 y observó varias de las piezas cuyas fotos aquí vemos en los tres museos: el Nacional de Arte Decorativo, el Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti” y el de La Plata. Incluso, luego de ver las piezas lanzó la idea de crear un museo egipcio en Buenos Aires, lo cual lamentablemente hasta ahora no se ha concretado, a pesar de lo cual no perdemos las esperanzas de que se concrete en algún futuro próximo.
Del Etnográfico, Moret publicó un artículo en La Nación, Suplemento Letras y Arte, del 27 de septiembre de 1925, titulado “Ataúdes egipcios del Museo de Historia Natural de Buenos Aires”, pues ahí estaban antes de la creación del Museo Etnográfico, Moret describe la belleza e interés de estos sarcófagos.
Destaca que aún conservaban los colores originales en el interior de la tapa (rojo, verde, azul con fondo amarillo dorado o blanco) donde se hallaban textos que hacían referencia a rituales y divinidades que transformaban el cuerpo de la difunta en un “Osiris”.
También menciona la hermosa mascarilla cuya foto integra esta muestra, una verdadera obra de arte que por primera vez el público puede apreciar en toda su belleza. También menciona otras dos tapas de ataúdes así como pequeñas momias de gato y de halcón, un Osiris de bronce (similar al que también integra esta exposición) y estatuitas funerarias. En las propias palabras de Moret: ”Sin ser muy importante, esa colección ofrece verdadero interés, puesto que ofrece un resumen de los distintos dogmas relativos a las promesas de vida futura de los antiguos egipcios; ello podría servir de base a una futura sección arqueológica egipcia que la ciudad de Buenos Aires tiene derecho a exigir”.
Algunas de estas piezas del Etnográfico han sido publicadas en varios números de la revista RIHAO que edita el Instituto Rosenvasser, pero debido a que en algunos casos se han detectado ciertas confusiones, las mismas se están estudiando de nuevo y en el último número de nuestra publicación Aegyptus Antiqua, vol. 11, 2003, Diego Santos ha vuelto a examinar algunas de estas cuestiones en el artículo “La Colección Egipcia del Museo Etnográfico de Buenos Aires-I) Ataúd de Amenirdis”, pp.42-64, el cual será seguido por otros artículos en esta misma línea. Una vez más agradecemos a las autoridades del Museo Etnográfico toda la ayuda y amabilidad que nos han prestado.
Moret vió, asimismo, las colecciones del Museo de La Plata, de lo cual ha quedado testimonio en la Guía de dicho museo de 1926.
También estudió algunas de las piezas del actual Museo Nacional de Arte Decorativo, cuando aún pertenecían a la familia Errázuriz. Por ejemplo, los dos hermosos ejemplares de vasos canópicos, del cual vemos en esta muestra la imagen del que porta la cabeza de Duamutef, el chacal. Incluso Moret dejó de puño y letra la traducción de los textos de ambos canopes, cuya copia tienen Uds. en sus manos. Estas traducciones necesitaron un ajuste y el mismo fue realizado por el Lic. Enrique J. Luco, Profesor de Religión y Civilización Egipcia en la carrera de Estudios Orientales, Universidad del Salvador y miembro de nuestra Comisión Directiva, en el Aegyptus Antiqua, vol. 5, 1984, pp.27-34. También agradecemos a las autoridades de este Museo toda la ayuda prestada así como a los directivos del Museo de La Plata.
Para finalizar esta breve semblanza de Alexandre Moret, que daría tema para varias páginas, veamos el ámbito pedagógico, en el cual también se destacó. Seguramente de su estadía en nuestro país quedó la intención del Dr. Tomás de Estrada de preguntarle acerca de la enseñanza de la historia clásica de los pueblos de Oriente y, también, de pedirle a Moret un manual del Cercano Oriente para los alumnos secundarios. Fruto de este deseo y de la amabilidad del egiptólogo francés, nace este libro que tengo aquí, publicado por la Editorial Ángel Estrada y Cía. en 1928 y adaptado por el Dr. Jorge Cabral y del cual voy a leer unas pocas líneas. Le agradezco al Sr. Juan Vicente Estigarribia el habérmelo facilitado (SE LEEN ALGUNAS LÍNEAS). MUCHAS GRACIAS
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