d.C.:
La sigla d.C. (en inglés A.D.) se utiliza para designar las fechas después de Cristo.
deben:
Unidad de peso (91 gramos), que se empleaba para los intercambios como patrón monetario. Era generalmente de oro, plata o cobre, y solía adoptar la forma de un brazalete. Estaba subdividida en diez kite o kedet (anillos).
dehenet:
También: "la cima".
Pico de el-Qurn, en Tebas Occidental, antiguamente llamado "dehenet", que recuerda a una gran pirámide natural, consagrado por los antiguos egipcios a la diosa cobra Meretseger, "la que ama el silencio".
Deidades sanadoras:
Son muertos deificados o venerados, a los que se les atribuyen poderes de sanación. Ejemplo de este tipo de deidades son: Imhotep, visir y arquitecto de Zoser, deificado en época tardía-ptolemáica-romana; Amenhotep hijo de Apu, alto funcionario de Amenofis III, venerado en época ptolemáica; y Shed, "el Salvador", aspecto de un joven ligado a Horus.
Deir el-Bahari:
Monumento funerario quizá construido por el arquitecto Senen-Mut, y mandado realizar por la reina Hatshepsut para su padre Tuthmosis I, y para ella misma.
Eligio un valle, antiguamente consagrado a la diosa Hathor y luego abandonado.
Se alcanzaba el santuario, a través de un conjunto de terrazas unidas por rampas una a otra. Una avenida flanqueada por esfinges, permitía acceder a la primera terraza, cerrada al fondo por un porche del que salía una rampa, que iba a la segunda terraza, también cerrada por un porche.
En una de las paredes aún quedan hermosos bajorrelieves con escenas del nacimiento y de la niñez de la reina, y de la expedición naval que la soberana organizó al misterioso país de Punt.
Más tarde en el templo de la reina Hatshepsut se erigió un convento cristiano, que dio lugar a su nombre actual Deir el-Bahari, "convento del norte".
Delta del Nilo:
Zona septentrional de Egipto, Bajo Egipto, donde el valle del Nilo alcanza su máxima anchura y donde el río se bifurcaba en siete brazos, actualmente reducidos a dos, el de Roseta y el de Damieta, y en numerosos brazos secundarios.
demótico:
Del griego "popular". Variación de la escritura hierática que se desarrollo en el Egipto septentrional del siglo VII a. C.
Fue empleada de manera normal y cotidiana en los Períodos Tardío y grecorromano, para redactar documentos administrativos, así como textos literarios de tipo popular. El último texto está fechado en 452 d. C.
Depósito de Fundación:
Recipientes y herramientas en miniatura, que junto a otros objetos, se colocaban bajo los cimientos de un edificio o cerca de la entrada de las tumbas, para ayudar mágicamente a mantener la estructura para la eternidad.
desheret:
Nombre egipcio, "la tierra roja", término para designar el desierto.
Dinastía:
Línea de soberanos, normalmente pertenecientes a una misma familia; a veces se aplicaba este término a los soberanos de una ciudad en especial o grupo etnico.
Manetón había establecido en sus Aegyptiaca la lista de los reyes que habían reinado sucesivamente en Egipto, distribuyéndolos en treinta "dinastías", desde Menes hasta Ptolomeo II Filadelfos, bajo el cual vivía. Se conoce su libro solamente por compiladores tardíos que alteraron, a veces de manera divergente, los nombre egipcios e incluso el contenido de las dinastías. Da gran trabajo hacer concordar los nombres transmitidos por las listas en jeroglíficos y por los monumentos con los que había trascrito el autor griego. Por otra parte no se sabe en qué principio basó su división en dinastías. La historia que se reconstituye es solamente de las dinastías más poderosas que han dejado numerosos monumentos. Las demás, cuyas huellas han desaparecido, se reducen a las listas de Manetón, carentes de hechos que les conciernan.
Dinastía 0:
La denominada Dinastía 0, surgió al tener la necesidad de agrupar varios nombres de reyes anteriores a la Dinastía I. No se trataría de soberanos en sucesión directa, ni que hayan reinado en una sola ciudad.
Se ignoran las etapas del proceso, durante el cual hay indicios de choques violentos, pero quizás hubo también matrimonios dinásticos o alianzas.
Dinastía I:
La primera dinastía de los faraones, junto con la Dinastía II, forma parte del Período Protodinastico.
El período transcurre desde el 3000 hasta el 2600 a. C. aproximadamente, variando esta cronología en las fuentes bibliográficas, en función de los métodos de datación adoptados.
Los primeros faraones consolidan su dominio sobre el Alto y Bajo Egipto comenzando la Historia del Antiguo Egipto unificado.
Sus faraones: Aha, Dyer, Merytneith, Uadyi, Den, Andyib, Semerkhet y Qaa.
El primer rey de la Dinastía fue Aha, sucesor de Narmer, quién heredo un reino unificado. Por el nombre de nebti Men ("establecido"), podría ser el origen del posterior registro en que el primer rey recibe el nombre de Menes.
Una tablilla encontrada en la tumba de la reina Nithotep, nos señala su origen en el Alto Egipto. Otras tablillas similares procedentes de tumbas dinásticas primitivas, indican que no fue un reinado fácil.
Este rey fundó la capital en Menfis, y tras su fundación, los primeros reyes egipcios empezaron a construir sus tumbas en el emplazamiento sagrado de Abydos, en el Egipto Medio, y los nobles las suyas en el borde de la meseta desértica de Saqqara, sobre Menfis. Alrededor de los sepulcros de los reyes de esta dinastía, se han encontrado enterramientos sacrificiales (satélites), practica llevada a cabo en el período primitivo de la historia egipcia.
Dyer, probablemente el Atotis de Manetón, sucedió a Aha. Las expediciones militares seguían siendo necesarias, la evidencia se encontró en un dibujo esquemático realizado en una roca cerca de Wadi Halfa, donde muestra enemigos bajo la quilla de una nave, mientras que otro enemigo aparece atado frente a un barco de guerra egipcio. A un lado, el nombre de Horus de Dyer está inscripto dentro de un serej.
Algunos estudiosos suelen dar como sucesor a Uadyi, pero al parecer hubo una reina, que gobernó sola entre los dos, o fue más tarde regente durante un breve período. Su nombre escrito sobre una gran estela funeraria de piedra encontrada en Abido es Meritneit. Se ha encontrado recientemente su nombre en Abydos, impreso en un sello de arcilla que da los nombres ordenados de los primeros reyes, desde Narmer hasta Den, confirmando su categoría y dándole el título de "madre del rey".
Del rey Den hay muchas pruebas históricas, tablillas e inscripciones en vasijas de piedra que citan a este rey y los acontecimientos de su reinado. Una de ellas, hallada en Abydos, registra "El primer ataque a Oriente".
El siguiente monarca es Andyib; en este período se registran algunas pruebas de una lucha dinástica del norte contra el sur.
El siguiente rey es Semerjet; Manetón observa que se produjeron numerosos desastres durante su reinado. Estos podrían tener relación con los problemas habidos con su predecesor, al haberse sugerido que Semerjet fue en realidad un usurpador, porque borró el nombre de su predecesor y fue omitido de la lista de reyes de Saqqara.
El último rey de esta dinastía fue Qaa. La práctica de los enterramientos satélites al parecer fueron abandonados en su reinado en el norte, si bien en Abydos continuaban efectuándose algunos.
Resumiendo los puntos más importantes de esta dinastía:
Comienza a desarrollarse la escritura jeroglífica. Según Manetón Atotis redacta el primer tratado de anatomía. Empiezan a registrarse anales reales.
Se celebra la primera "fiesta Sed" conocida.
Organizan enterramientos rituales en las necrópolis reales de Abydos y Saqqara.
Hay un gran desarrollo de la arquitectura, construida con adobes, en Hieracómpolis, Abydos y Saqqara.
Dinastía II:
Los reinados de esta Dinastía resultan bastante oscuros, especialmente en su segunda mitad. El hecho de que uno de sus faraones, Peribsen, utilizase el nombre de Seth en lugar del tradicional de Horus, puede indicar un período de guerra civil. Tampoco se conoce con certeza el número de reyes que la compusieron, entre siete y nueve.
Algunos de los nombres de estos soberanos son: Hotepsejemuy, Raneb, Nineter, Seth-Peribsen, Jasejemuy.
Dinastía III:
La tercera dinastía del antiguo Egipto comienza c. 2700 a. C. con el reinado de Sanajt y termina c. 2630 a. C., después de Huny.
Es la primera de las cuatro dinastías (III a VI) que constituyen el denominado Imperio Antiguo de Egipto.
El faraón más importante, por los acontecimientos y edificaciones de gran relevancia habidos durante su reinado, es Dyeser (Zoser). Del resto de monarcas se conoce muy poco, e incluso el orden sucesorio no está todavía bien definido.
De la política exterior de esta dinastía cabe destacar, que se inició de forma sistemática la colonización del Sinaí y la Baja Nubia, para explotar sus yacimientos y recursos naturales.
Esta Dinastía carece de historia, pero por lo que se puede conocer de los datos arqueológicos, Egipto era en esta época una sociedad piramidal, con centralización absoluto del poder.
Poseía una sólida economía con excedentes de materias primas, que permitió encarar una obra grandiosa con distintos niveles de artistas y artesanos, arquitectos e ingenieros dedicados a tiempo completo. Esas obras son un testimonio de fe inconmovible en la supervivencia más allá de la muerte, lo que amerita dedicar múltiples recursos y esfuerzos para asegurarla.
Dinastía IV:
La Cuarta Dinastía forma parte del Imperio Antiguo de Egipto. Se inicia cerca de 2630 a. C. con el reinado de Seneferu y termina c. 2500 a. C. con el de Shepseskaf (o tal vez con Dyedefptah, citado por Manetón). Estos faraones mantuvieron su capital en Menfis, como los de la Dinastía III.
No se conoce bien cómo finalizó esta dinastía; el único indicio es que varios altos funcionarios de la Dinastía IV permanecen con el mismo cargo durante la siguiente Dinastía V, bajo el reinado de Userkaf.
Dinastía V:
La dinastía V de Egipto comenzó c. 2500 a. C. finalizando c. 2350 a. C. Es parte del llamado Imperio Antiguo de Egipto.
Esta dinastía estaría marcada por la preeminencia del santuario de Heliópolis y de su culto solar.
Manetón escribió que estos reyes gobernaron desde Elefantina, aunque los arqueólogos han encontrado claras evidencias para demostrar que sus residencias estaban situadas en Ineb-hedy, "Muro Blanco" (Menfis).
El Papiro Westcar, que fue escrito durante el Imperio Medio, narra cómo vaticinaron al faraón Jufu, de la Dinastía IV, que los tres niños de la esposa del sacerdote de Re en Sajbu llamado Re user, lo derrocarían y de cómo el faraón intentó asesinar a estos niños. La historia pudo basarse en hechos reales ya que al menor Userkaf y Kakai fueron hermanos.
Los reyes continuaron construyendo pirámides, aunque de menor tamaño a las de la Dinastía IV.
Salvo Userkaf y los dos últimos reyes de esta dinastía, Djedkare Isesi y Unas, que construyeron sus pirámides en Saqqara, los demás las erigen en Abusir, a orillas de lo que por entonces era un lago. Las mismas fueron excavadas por Ludwig Borchardt a comienzos del siglo XX.
Durante esta dinastía, la religión egipcia experimenta varios cambios relevantes. Bajo Unas aparecen invocaciones funerarias inscritas en las tumbas reales, conocidas como los Textos de las Pirámides.
El decreto que se conoce del rey Neferirkare sobre la exención de impuestos a los sacerdotes del templo de Khentamentiu, en Abidos, y estableciendo la no exigencia de trabajos ajenos a sus funciones clericales, fue una medida que marca el comienzo de un cambio profundo, ya que hasta entonces los sacerdotes eran funcionarios administrativos que prestaban servicios durante algunos meses en el templo, pasando luego a desempeñarse en otras dependencias del gobierno.
Aparece un nuevo cargo, el de "Jefe de todas las funciones divinas", desempeñado por el visir o por un hijo de este.
El culto al dios Re aumentó en importancia, y los reyes de esta dinastía construyeron los Templos solares de Abu Ghurob, algo al norte de Abusir.
Más tarde en esta dinastía, el culto a Osiris adquiere relevancia, siendo las inscripciones más notables las encontradas en la tumba de Unis.
Entre los nobles egipcios de esta época, Ptahhotep, gran visir de Dyedkara-Isesi, ganó fama por su sabiduría; "Las máximas de Ptahhotep" le fueron atribuidas por sus copistas posteriores. Las tumbas de los nobles también fueron adornadas con inscripciones, como las reales, pero en vez de plegarias o sortilegios, fueron escritas en sus muros las biografías de los difuntos.
La arquitectura deja de ser imponente y monumental, y los templos con paredes lisas, ahora es de menor tamaño pero con una mayor calidad artística, delicadeza, capiteles con hoja de palma, relieves muy bien trabajados. Por eso se califica a esta dinastía como Edad de oro del arte.
Se produce un cambio fundamental en las mastabas privadas, hasta ahora las paredes de corredores y cámaras eran de piedra lisa, sin inscripciones, pero a partir de esta dinastía comienzan a semejarse a las casas particulares, introduciendo escenas en relieve y pintura, acompañadas por profusas inscripciones. Nos ilustran sobre todas las etapas de la producción de alimentos desde la siembra, la cosecha del trigo, y la fabricación del pan o cerveza en el caso de la cebada; la matanza del ganado, la salazón de aves y peces, la recolección de frutas. También sobre las actividades industriales, talleres de orfebrerías, carpintería, hilandería y todo aquello que resulta necesario para asegurar la permanente provisión de alimentos que el difunto pueda consumir y todos los enseres que pueda requerir en el Más Allá.
De esta dinastía datan maravillosas mastabas como las de Ti y Ptahhotep, en Saqqara, con escenas que se han convertido en clásicas. Asimismo se colocan en las tumbas estatuas a tamaño natural o poco menor, que reproducen los rasgos físicos del difunto, a fin de que su "ba" pueda reconocerse.
Por esta época queda establecido el canon de la representación humana en dos y tres dimensiones.
En esta dinastía, como en tiempos pasados, se enviaron expediciones a los yacimientos de Uadi Maghara y Uadi Jarit en el Sinaí, para obtener turquesa; y a los del noroeste de Abu Simbel, para obtener granodiorita. También enviaron expediciones comerciales al sur, a Punt, para obtener malaquita, mirra, y electrum.
En el Líbano existen abundantes pruebas de la presencia de los reyes de la Dinastía V, que incluyen fragmentos de vasijas de piedra con cartuchos.
Dinastía VI:
La Dinastía VI, c. 2350 - 2190 a. C., es considerada por la mayoría de los egiptólogos como la última etapa del Imperio Antiguo de Egipto.
Manetón escribe que estos reyes gobernaron desde Menfis, Mennefer en idioma egipcio, nombre tomado de la pirámide de Unis, que fue construida próxima al lugar; los arqueólogos concuerdan con Manetón.
Esta dinastía la fundó Teti, casado con Iput, posiblemente hija del rey Unis de la Dinastía V. Otros miembros notables de esta dinastía fueron Pepy II, al que se le asigna un reinado de 94 años, el más largo en la historia de Egipto; y la reina Neithikert, también conocida como Nitocris por los escritores griegos, de quien algunos eruditos dicen que no solo fue la primera reina acreditada del antiguo Egipto, sino la primera mujer gobernante del mundo.
Durante esta dinastía, se organizaron expediciones a las minas de turquesa en Uadi Maghara en el Sinaí, así como a las de Uadi Hammamat y Hatnub. Pepy I también envió expediciones a estos lugares.
El conocimiento de la historia de este periodo se amplía más que con los reyes anteriores, por las numerosas inscripciones biográficas encontradas en las tumbas de los nobles. Así, oímos hablar de una conspiración fracasada contra Pepy I. También podemos leer una carta escrita por el joven rey Pepy II, excitado porque una de sus expediciones volvía con un enano danzante de la tierra de Yam, localizada al sur de Nubia.
Estas inscripciones de las tumbas de los nobles son un ejemplo del poder cada vez mayor de estos, que más adelante se enfrentaron al poder absoluto del rey. Algunos autores piensan que a la muerte del longevo Pepy II, sus vasallos eran ya bastante fuertes para resistirse a la autoridad de sus sucesores, provocando el rápido final del absolutista Imperio Antiguo.
Dinastía VIII:
La Dinastía VIII, perteneciente al Primer Período Intermedio, surge alrededor de 2173 a. C. y termina en 2160 a. C.; estaba constituida por los gobernadores de Menfis, aunque su escasa autoridad se limitaba a las regiones vecinas.
La Dinastía VIII fue efímera, únicamente duró alrededor de trece años. Posiblemente fue el intento de restaurar en Menfis el linaje depuesto por los dirigentes revolucionarios de la denominada, por Manetón, Dinastía VII, con la interesada ayuda de los poderosos nomarcas de Coptos (J. Padró).
Después del largo reinado de Pepi II, Egipto se había disgregado en varias unidades políticas. Los nomarcas comenzaron a erigirse como pequeños reyezuelos. Además la región del Delta había sido invadida por asiáticos. Esto se reflejó en estilos locales de arte diferentes en la elaboración de cerámica, artículos funerarios y relieves tallados en piedra. El país solo fue reunificado bajo un solo gobernante con Mentuhotep II, de la Dinastía XI.
Entre los documentos que nos han legado sobre esta Dinastía, los Decretos de Coptos, promulgados por los gobernantes Neferkauhor y Neferirkara, concediendo honores y abundantes privilegios a Shemay y a su hijo Idi, nos informan de la situación de la época; estos personajes tuvieron los cargos de nomarcas de Coptos, visires y gobernadores del sur, manejando a su conveniencia a los débiles monarcas de esta dinastía.
El texto de las Lamentaciones de Ipuur describe una situación caótica: reyes desacreditados, invasión asiática del Delta, desordenes revolucionarios, destrucción de archivos y tumbas reales, ateísmo y divulgación de secretos religiosos.
Manetón escribió, según Julio Africano, que la Dinastía VIII estaba constituida "... 27 reyes de Menfis que reinaron 146 años".
Para Eusebio de Cesarea, la Dinastía VIII consistió en "... cinco reyes de Menfis que reinaron 100 años".
Dinastía IX:
Dinastía Heracleopolitana, surge c. 2150 a. C. y transcurre hasta c. 2100 a. C.; pertenece al denominado Primer Período Intermedio.
En esta época Egipto estaba políticamente dividido y gobernado, nominalmente, por los débiles monarcas menfitas, que pertenecían a la Dinastía VIII, enfrentados a varios mandatarios locales. Además, el país sufría periódicas incursiones de tribus asiáticas vecinas, aprovechando la situación caótica reinante. Actoes, dio un golpe de estado y se proclamó faraón en la vecina Henen-Nesut (Heracleópolis Magna), marcando el comienzo de la Dinastía IX, aunque inicialmente su autoridad solo fue reconocida en las regiones más próximas.
Según Julio Africano, esta Dinastía tiene su capital en Heracleópolis y es fundada por Actoes, que se comportó más cruelmente que los reyes predecesores, provocando el lamento de todo Egipto. Posteriormente cayo presa de la locura, y lo asesinó un cocodrilo.
Eusebio de Cesarea, comentó que este rey el que llama Octois, asoló a todo Egipto, con espantosas calamidades.
Se han identificado los nombres de algunos de los gobernantes de esta dinastía, aunque las fechas y duración de sus mandatos son inciertos. La influencia de estos dignatarios se ejerció solo en el Bajo y Medio Egipto, debiendo contemporizar con los gobernantes surgidos en el Alto Egipto, de la Dinastía XI.
La información de esta dinastía, preservada en las Listas Reales, es escasa y contradictoria.
En la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara, no la menciona.
El Canon Real de Turín, se encuentra gravemente dañado en la parte correspondiente a este período, y solo se conservan fragmentos de nombres de nueve reyes.
Manetón, según el epítome de Sexto Julio Africano, comentó: "... diecinueve reyes de Heracleópolis que gobernaron 409 años".
Eusebio de Cesarea escribe: "... la Dinastía IX consistió en cuatro soberanos de Heracleópolis, que reinaron cien años".
La mayoría de los egiptólogos e historiadores, con los escasos testimonios de esta época, estiman que debió durar solo unos cincuenta años.
Dinastía X:
La Dinastía X transcurre aproximadamente del año 2100 a. C. al 2040 a. C. y forma parte del Primer Periodo Intermedio. Sus gobernantes son continuadores de los mandatarios de la Dinastía IX y tienen su capital en Heracleópolis Magna. Según los documentos con que se cuenta: la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara ignoran a esta dinastía.
El Canon Real de Turín está muy dañado, y no puede leerse ningún nombre. Sólo son legibles los jeroglíficos Nesut-Bity del Nombre de Trono.
Manetón narra solamente: "...19 reyes de Heracleópolis, que reinaron 185 años."
Buena parte del conocimiento que poseemos sobre estos gobernantes proviene de los Decretos de Coptos, una serie de textos encontrados en varias tumbas que describen la asignación de privilegios particulares al visir Shemay y a su familia.
Los escasos documentos encontrados confirman que esta dinastía tiene por capital Heracleópolis Magna y que sólo ejercieron un control parcial sobre Egipto.
Dinastía XI:
La Dinastía XI forma parte de la época final del Primer Período Intermedio y principio del Imperio Medio; y transcurre aproximadamente de 2150 a. C a 1990 a. C.
Fue durante esta dinastía cuando se unificó todo el antiguo Egipto bajo el poder de los faraones del Imperio Medio.
Esta dinastía tiene sus orígenes con un nomarca de Tebas, Intef el hijo de Iku, que es mencionado en varias inscripciones de su época. Sin embargo es su inmediato sucesor Mentuhotep I quien es considerado el primer faraón de esta dinastía.
Una inscripción grabada durante el reinado de Intef II, muestra que él fue el primer faraón de esta dinastía que intentó gobernar sobre todo Egipto, hecho que llevó a los tebanos a la lucha contra los gobernantes de Heracleópolis Magna, de la Dinastía X.
Intef II emprendió varias campañas hacia el Norte, y capturó el importante nomo de Abidos. La lucha continuó intermitentemente entre las dinastías de Tebas y Heracleópolis hasta el año decimocuarto del reinado de Mentuhotep II. Cuando derrotó a los gobernantes de Heracleópolis esta dinastía pudo comenzar a consolidar su reinado.
Los gobernantes de la Dinastía XI reafirmaron la influencia de Egipto sobre las zonas colindantes de África y el Cercano Oriente.
El reinado de su último gobernante, y el fin de esta dinastía, es un enigma. Los registros reseñan 7 años vacíos después de la muerte de Mentuhotep III, que corresponde al reinado de Mentuhotep IV. Los únicos datos ciertos del reinado de este último faraón son dos inestimables inscripciones del visir Amenemhat, encontrados en la cantera de Wadi Hammamat.
La narración de Manetón dice: "la Dinastía XI consistió en 16 reyes que reinaron 43 años", es desmentida por inscripciones contemporáneas y el Cánon Real de Turín, cuyo texto muestra que consistió en siete reyes que gobernaron cerca de 160 años. Sin embargo, su relato de que "esta dinastía se estableció en Tebas", está confirmado por evidencias contemporáneas.
Dinastía XII:
La Dinastía XII transcurre de 1990 a 1780 a. C. y constituye el periodo de apogeo del Imperio Medio de Egipto.
La cronología de la Dinastía XII, es una de las mejor establecidas de cualquier período anterior al Imperio Nuevo. Una inscripción registrada durante el reinado de Sesostris III con relación al ciclo Sótico, permite aproximarse a determinar fechas absolutas para las dinastías.
Manetón indicó que se establecieron en Tebas, pero de los registros contemporáneos se deduce, que el primer faraón trasladó la capital a una nueva ciudad denominada Amenemhat-ity-tauy "Amenemhat el Señor de las Dos Tierras", o más simplemente Itytauy, cuya ubicación no se ha identificado. Se la considera cercana al Fayum, probablemente cerca de los cementerios reales, en El-Lisht.
La dinastía fue fundada por Amenemhat I, que había sido el visir del último faraón de la Dinastía XI, Mentuhotep IV. Sus ejércitos emprendieron campañas en el sur, hasta la Segunda Catarata del Nilo. También se restablecieron las relaciones con Biblos.
Su hijo Sesostris I prosiguió las conquistas con una expedición al Sur, hasta la Tercera Catarata, pero los siguientes gobernantes estuvieron satisfechos con disfrutar de la paz y gozar del comercio y los tributos traídos para ellos, hasta el reinado de Sesostris III.
Sesostris III mandó expediciones punitivas a Nubia. Estas campañas militares crearon la leyenda de un poderoso guerrero denominado Sesostris, leyenda narrada más adelante por Manetón, Herodoto y Diodoro Sículo; este Sesostris, habría conquistado regiones asiáticas y habría cruzado a Europa.
El sucesor de Sesostris, Amenemhat III, reafirmó la política exterior de su predecesor. El templo funerario que ordenó construir en Hawara fue conocido por Herodoto, Diodoro y Estrabón como "El Laberinto". También bajo su reinado, el pantanoso Fayum fue explotado agrícolamente por primera vez.
Los faraones de la Dinastía XII habían sido los primeros constructores de un canal que transcurre por el Uadi Tumilat, comunicando el río Nilo con el mar Rojo, que luego se remozaría bajo los reyes Necao II y Darío I (Inscripciones de Suez).
Es durante la Dinastía XII cuando la literatura del antiguo Egipto alcanza su máxima expresión. Quizás el texto mejor conocido de este período sea la Historia de Sinuhé, de la que se han recuperado muchas copias en papiro. También fueron escritos durante esta dinastía varios trabajos didácticos, tales como las Instrucciones de Amenemhat y El relato del campesino elocuente.
Dinastía XIII:
Manetón registra 60 reyes de Diospolis (Tebas) en 453 años.
El reinado es una continuación de la Dinastía XII, residiendo alternativamente en la zona de Menfis/It-taui o Tebas. Varios de estos reyes asumen el nombre de Ammenemes.
Algunos goberantes pertenecientes a esta dinastía son Auibre Hor, Userkare Jenyer, Anju, Sobekemsaf, Sobekhotep III, Neferhotep II, Sobekhotep IV (hermano del anterior), Merneferre Ay, Neferhotep III.
Dinastía XIV:
Manetón registra 76 reyes de Xois, en la zona del Delta centro oriental, en 184 (ó 484) años.
La misión austriaca en Tell ed Dab'a halló recientemente dos jambas a nombre del rey Nehesy, conocido por otras inscripciones en varios sitios del Delta oriental. Datado hacia 1710 por Bietak, lo considera el fundador de la Dinastía XIV. Para Redford fue un rey hicso.
La inscripción lo hace "amado de Seth, señor de Avaris", probablemente venerando al dios en tanto protector de los extranjeros.
Dinastía XV:
La Dinastía XV transcurre de c. 1650 a. C. al 1530 a. C., y pertenece al Segundo Período Intermedio. Esta fue integrada por los reyes hicsos, que controlaron el norte del país. Según Manetón habrían reinado seis reyes pastores. Sus nombres están incluidos en el Canon de Turín.
Dinastía XVI:
La Dinastía XVI transcurre de c. 1620 a. C. al 1540 a. C., y forma parte del Segundo Período Intermedio; y es paralela a la Dinastía XV y la Dinastía XVII.
Bajo esta dinastía se incluyen a jefes asiáticos vasallos de los Hicsos, que controlan los territorios fuera del este del Delta.
Se tiene muy poca información sobre esta dinastía menor. Los nombres de estos reyes son conocidos por fragmentos del Canon Real de Turín, algunos documentos y objetos de esa época, fundamentalmente por los escarabeos.
Manetón escribió, según Julio Africano, que la Dinastía XVI fue también de 32 reyes pastores, que reinaron durante 518 años, pero Eusebio de Cesarea comenta que la Dinastía XVI sólo tuvo cinco reyes, de Tebas, que reinaron 190 años, según Sincelo.
La Lista Real de Abidos ignora a estos gobernantes, como así también la Lista Real de Saqqara.
La fechas de sus reinados son desconocidas.
Dinastía XVII:
La Dinastía XVII prácticamente sucede a la Dinastía XIII. Solo controló el Alto Egipto durante el período c. 1650 a 1550 a. C.
Sus nombres los encontramos en la columna once del Canon de Turín.
El reino de Tebas incluía los ocho primeros nomos del Alto Egipto, entre Elefantina y Abydos, y una parte de Egipto Medio hasta Cusae, mediante alianzas con jerarcas que les rinden lealtad. El resto del país pertenece a jefes asiáticos, vasallos de los hicsos, y a pequeños dominios dirigidos por egipcios colaboradores (Dinastía XVI) o a los mismos hicsos (Dinastía XV).
El fundador de esta dinastía pudo ser Intef V, idea que encuentra la aprobación de la gran mayoría de los especialistas, o su hijo Rahotep.
Los gobernantes de esta dinastía deben pagar tributo a los reyes hicsos y tolerar sus guarniciones situadas en lugares estratégicos. Sin embargo estos personajes Tebanos, de origen autóctono, la Dinastía XVII, van a ponerse a la cabeza de la lucha contra los soberanos extranjeros. Sus gobernantes van a enfrentarse a los Hicsos y lograrán una nueva reunificación del país.
La victoria de Buhen dará origen a una explosión de sentimiento nacionalista, guiado por los gobernantes tebanos que asimilarán la lucha contra los Hicsos, a una guerra de religión. El hermano de Kamose, Ahmose, hacia 1540 a. C., tomará la capital hicsa, Avaris, la arrasará y perseguirá a los hicsos hasta Palestina.
La victoria final sobre estos últimos y su expulsión señalará el final de la Dinastía XVII y constituirá la fundación del Imperio Nuevo. Serán enterrados en Dra Abu el-Nagah, en tumbas culminadas por pirámides de ladrillo. Se conocen algunas, como la de Seqenenra-Tao que muere atrozmente mutilado en batalla. Arqueólogos y médicos forenses estudiaron su momia y comprobaron que "fue asesinado con una hacha de guerra de tipo hicso".
Dinastía XVIII:
La dinastía XVIII la integra la familia de faraones que gobernó Egipto, entre los años 1550 y 1292 a. C., aproximadamente. A esta larga época corresponde el punto de máximo esplendor de la civilización faraónica, así como el momento de mayor expansión territorial.
La próspera Dinastía XVIII se compone de 14 ó 15 reyes, casi todos muy bien documentados.
Los nombres que figuran aquí son los helenizados, los más comunes, seguidos de los títulos del Nombre de Trono o de Nesut-Bity, y del Nombre de Nacimiento o de Sa-Ra, y ellos son: Amosis I, Nebpehtyra Ahmose; Amenofis I, Dyeserkara Amenhotep; Tuthmosis I, Aajeperkara Thutmose; Tuthmosis II, Aajeperenra Thutmose; Hatshepsut, Maatkara Hatshepsut; Tuthmosis III, Menjeperra Thutmose; Amenofis II, Aajeperura Amenhotep; Tuthmosis IV, Menjeperura Thutmose; Amenofis III, Nebmaatra Amenhotep; Akenatón, Neferjeperura Amenhotep, o Neferjeperura Ajenatón; Neferneferuatón, Anjetjeperura Neferneferuatón; Semenejkara, Anjjeperura Semenejkara; Tutankamón, Nebjeperura Tutanjamón; Ay, Jeperjeperura Ay; Horemheb, Dyeserjeperura Horemheb.
Dinastía XIX:
La Dinastía XIX la componen los faraones del Imperio Nuevo que gobernaron el país de 1295 a. C. a 1186 a. C. aproximadamente. Fueron los sucesores de la importantísima Dinastía XVIII, y con mayor o menor éxito, trataron de cambiar la situación del país a como era en tiempos de Amenhotep III y sus predecesores.
Hay un total de ocho reyes en esta dinastía, aunque solo destacaron los primeros cuatro. Con el resto, Egipto comenzaría a perder poder e influencia exterior, que nunca más se recuperaría aquella situación de gloria.
La lista de los reyes es: Ramsés I, Seti I, Ramsés II, Merenptah, Amenmeses, Seti II, Siptah y Tausert.
Dinastía XX:
La Dinastía XX (c. 1190 a 1070 a. C.), fundada por Sethnajt, que toma el poder apartando a los últimos aspirantes al trono de la familia de Ramsés II.
Las Dinastías XVIII, XIX y XX, conforman el Imperio Nuevo.
El faraón más importante es Ramsés III, cuyo ejército detiene una invasión terrestre y marítima procedente de Asia Menor y Oriente hacia 1180 a. C., los "Pueblos del Mar" de los documentos egipcios, que terminaron también por asentarse en las grandes ciudades de Egipto, como Menfis o Pi-Ramsés. Estas tribus van a dominar a los antiguos reinos y ciudades-estado, que se habían desarrollado a lo largo de la costa egea de Turquía, Siria y Líbano.
Estas convulsiones geopolíticas dieron lugar a nuevas potencias que se organizaron más tarde en Asiria, Elam y Media, mientras que en occidente una talasocracia se gestaba en Micenas, controlando poco a poco el comercio del Mediterráneo que los Cretenses, por su completa desaparición, y Fenicia bajo los golpes de incesantes invasiones, abandonaron.
La victoria de Ramsés III es el punto culminante de su reinado que pretenderá imitar en todo a su célebre predecesor Ramsés II, incluso en la elección de los nombres de sus hijos. También bajo Ramsés III tuvo lugar la primera huelga, primer índice de cambios en la sociedad egipcia que van a acentuarse en los reinados siguientes.
Esta dinastía transcurrió bajo los efectos de las disputas entre los herederos de Ramsés III, a quienes Diodoro Siculo describió como "haraganes refinados sólo fieles a la complacencia y el lujo... sin hechos dignos de importancia histórica." Sin embargo, en esta época Egipto estaba cada vez más acosado por una serie de sequías, niveles del Nilo por debajo de lo normal, hambre, trastornos civiles y corrupción oficial, lo cual limitaría la habilidad de cualquier rey.
El poder real ya no está garantizando y propició la subida del poderoso clero de Tebas, que extendió entonces su influencia sobre todo el Alto Egipto; los sumos sacerdotes de Amón, no dudan en hacerse representar sobre los muros del templo con igual rango que el faraón, o a inscribir su nombre en un cartucho a modo de titulatura real.
Destaca el templo del jubileo de Ramsés III, en Medinet Habu, sobre la orilla occidental de la antigua capital, que se convierte en la institución dinástica por excelencia. Este templo debía formar una nueva ciudad con el Ramesseum aún en actividad y del que se inspira arquitectónicamente.
El Valle de los Reyes sigue siendo la necrópolis real y es en este período cuando el pueblo de Deir el-Medina alcanza su mayor extensión, con la elaboración de objetos funerarios y un arte digno de los mejores artesanos de Tebas.
La literatura es poco original, se limita a volver a copiar las obras del Imperio Medio. Cabe mencionar sin embargo el "Libro de los Muertos". La lengua hablada en esta época es el neo egipcio con la que se compone una nueva literatura, en particular, la amorosa. En esta época se inician los saqueos de la necrópolis del Valle de los Reyes, frente a Tebas, bajo Ramsés IX y luego bajo Ramsés XI. Seguramente el alejamiento del tribunal real que se había trasladado al Bajo Egipto, contribuyó a la inseguridad creciente de la región de Tebas, cada vez más amenazada por incursiones de los nómadas libios. Existen registros de investigaciones y castigos para estos crímenes, especialmente en los reinados de Ramsés IX y Ramsés XI.
El poder del último rey, Ramsés XI, fue tan débil, que en el Sur los Sumos sacerdotes de Amón de Tebas llegaron a ser los auténticos gobernantes del Alto Egipto. Entretanto Esmendes I, fundador de la Dinastía XXI, desde Tanis controlaba el Bajo Egipto, aún antes de la muerte de Ramsés XI.
La Dinastía XX se considera la última etapa del Imperio Nuevo; le sigue el Tercer Periodo Intermedio.
Dinastía XXI:
La Dinastía XXI transcurre del 1070 al 945 a. C., dando comienzo al Tercer Periodo Intermedio.
Cuando muere Ramsés XI, en el 1070 a. C., el sumo sacerdote de Amón Herihor, que era también el jefe del ejército, asumió el poder de hecho en Tebas.
En la región del Delta apareció un segundo linaje de gobernantes, con capital en Tanis. Esta familia de príncipes fue denominada por Manetón la Dinastía XXI.
Dinastía XXII:
La Dinastía XXII transcurre de c.945 a. C. a 715 a. C., y pertenece al Tercer Período Intermedio.
Es una dinastía de origen Libio, coetánea con la Dinastía XXIII, XXIV y XXV. Se establece con libios de la tribu mashvash, ya asentadas en el Delta, cuando a la caída de Psusenes II, Sheshonq I toma el poder y se hace proclamar faraón.
Los reyes de esta dinastía se pondrán bajo la protección del dios Amón. También rinden memoria al glorioso pasado representado por Ramsés II, y numerosos reyes llevarán su nombre de coronación, Usermaatre "poderosa es la justicia (maat) de Re", comenzando por Sheshonq I.
Los libios nunca perderán completamente sus costumbres, instauran un tipo de feudos o jefaturas, en todo el delta, para los miembros de la familia real. El Bajo Egipto se fragmentó así hasta que un personaje de la familia funda una dinastía coetánea, la Dinastía XXIII.
Otra tribu libia, los Libus, se asienta en la franja occidental del delta a mediados de la dinastía, con Sheshonq III. Probablemente es origen de la Dinastía XXIV.
Parece ser que el palacio real se encontraba siempre en Tanis, mientras que la capital administrativa estaba en Menfis.
En esta época se desarrollaron nuevos aspectos de la teología, como el culto de dioses niños, destinados a permitir la renovación de los grandes ciclos del universo egipcio. A su vez, aparecen como mediadores por excelencia entre hombres y dioses, en la esfera de influencia del desarrollo de devoción personal. Existe una considerable ascensión del culto a los animales consagrados, así como la práctica oficial del oráculo y su difusión en la esfera privada.
Los libios se aseguraron el apoyo del clero, respetando el poder real escrupulosamente las obligaciones religiosas tradicionales: establecen una política de erección de monumentos a favor de los templos, especialmente en Bubastis, pero también en los grandes santuarios de Karnak, Heliópolis, Hermontis, Abidos y Tanis, que sigue siendo la capital del norte.
El arte del período señala la voluntad de los soberanos de continuar las tradiciones ramésidas, se desarrolla un arte del bronce de gran calidad, como la estatuaria de la divina adoratriz Karomama.
Manetón escribió, según Julio Africano, en versión del monje Sincelo, que la Dinastía XXII consistió en nueve reyes de Bubastis que reinaron un total de 120 años.
Eusebio de Cesarea comenta que la Dinastía XXII, consistió en tres reyes de Bubastis, que reinaron en total 49 años.
Dinastía XXIII:
La Dinastía XXIII, trascurre de c. 818 a. C. a 715 a. C. Es coetánea de la Dinastía XXII, Dinastía XXIV y Dinastía XXV; y, perteneciente al Tercer Período Intermedio.
Dinastía XXIV:
La Dinastía XXIV transcurre desde c. 727 a 715 a. C. Los reyes que integraron esta dinastía fueron: Tefnajt y Bakenrenef.
Dinastía XXV:
La Dinastía XXV de Egipto, o Dinastía Kushita (c. 747 a 656 a. C.) es originaria de la ciudad de Napata (Kush). Desde allí el rey Alara, conquistó toda Nubia superior.
El templo de Amón de Djebel Barkal se convirtió en el centro religioso, alrededor del cual se constituyó una aristocracia local, cuyos jefes se hacían enterrar en la necrópolis vecina de el-Kurru, y terminaron por constituirse en dinastía; el primer soberano del que se conoce el nombre es Alara, pero parece que sería en realidad el séptimo de la dinastía. Su sucesor, Kashta, estableció una alianza con el clero tebano y fue reconocido como rey. En el 715 a. C. reunificaron el país y se mantuvieron como la única dinastía reinante. Su origen los hará llamar faraones negros, faraones etíopes o también faraones kushitas.
Esta dinastía señala el final del Tercer Período Intermedio.
Dinastía XXVI:
La Dinastía XXVI, también denominada Saíta, por tener su capital en Sais, transcurre del año 672 a 525 a. C.; fue la última dinastía nativa que gobernó Egipto antes de la conquista persa. Se la considera el inicio del Periodo Tardío de Egipto (configuran este periodo las dinastías XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX, XXX y XXXI)
Tiene sus orígenes en la Dinastía XXIV. Psamético I era quizá el bisnieto de Bakenrenef, y al continuar la invasión asiria durante los reinados de Taharqo y Tanutamani, fue reconocido como único rey de todo Egipto.
Mientras los gobernantes del Imperio Asirio estaban ocupados en reprimir rebeliones, Psamético formalizó una alianza con Giges, el rey de Lidia, y alistó mercenarios de Caria y Grecia para repeler los ataques asirios.
Con el saqueo de Nínive en 612 a. C., y la caída del Imperio Asirio, Psamético y sus sucesores intentaron conseguir el dominio egipcio en las regiones de Oriente Próximo, pero fueron rechazados por los babilonios bajo Nabucodonosor II. Con la ayuda de mercenarios griegos, Apriés fue capaz de contener las tentativas babilónicas de conquista, pero los persas tomaron Egipto, y su rey Cambises II capturó a Psamético III, quién según Herodoto fue ejecutado, aunque otros afirman que fue llevado a Persia.
Dinastía XXVII:
La Dinastía XXVII, también llamada Primera Dominación Persa, transcurre de 523 a. C. a 404 a. C.
Los reyes persas fueron representados en Menfis por un sátrapa y un tesorero. Para Manetón constituyeron la Dinastía XXVII.
Desde la época saíta Egipto había prosperado económica y culturalmente; Cambises II conseguía una provincia especialmente lucrativa.
Al mismo tiempo, los funcionarios nativos aliados y los persas estaban sumamente capacitados para administrar la tierra, estos también se asentaron, reforzaron las guarniciones con extranjeros (como la Judeo-Aramea de Elefantina) y dieron a griegos y fenicios facilidades como mercaderes.
Cambises II y especialmente, Darío I fueron representados como genuinos faraones en numerosos monumentos.
Alrededor de 445 a. C., bajo Artajerjes I, Herodoto visitó Egipto.
Dinastía XXVIII:
La Dinastía XXVIII transcurre del año 404 a. C. a 399 a. C., y pertenece al Período Tardío o Época Tardía de Egipto.
Esta dinastía tuvo un solo gobernante, Amirteo, que era descendiente de los reyes saitas de la Dinastía XXVI.
Amirteo dirigió una rebelión contra Artajerjes II, aunque no llegó a controlar mucho territorio.
Dinastía XXIX:
La Dinastía XXIX de Egipto transcurre de c. 398 a. C. a 378 a. C.
Fundada por Neferites I, que trasladó la capital a Mendes, ciudad situada más al centro del delta del Nilo que la septentrional Sais, indicando quizás un fuerte resurgir del poder real.
Neferites I y sus sucesores consiguieron mantener su poder ante las tentativas de Artajerjes II por recobrar el dominio de Egipto. Los últimos años de la dinastía fueron perturbados por rebeliones, origen del final de la misma. Estos reyes también mantuvieron el culto al toro sagrado Apis, en Menfis, registrado en las estelas e inscripciones del Serapeum de Saqqara.
Dinastía XXX:
La Dinastía XXX transcurre de 378 a. C. a 341 a. C., y pertenece al Período tardío o Época tardía de Egipto
Los gobernantes de esta dinastía, originaria de Sebennitos, aprovecharon la decadencia del Imperio Persa; durante unos años hubo una relativa prosperidad en Egipto que permitió un comercio estable, pero no pudieron evitar que un poderoso ejército, liderado por Artajerjes III Oco, reconquistase Egipto para el imperio persa en el año 343 a. C.
Dinastía Macedónica:
(332 - 304 a. C.) Se inicia con la entrada de Alejandro Magno a Egipto, después de que su padre, Filipo II, fuera asesinado en Macedonia, y emprendiera el ataque contra el decadente imperio persa.
Sus reyes: Alejandro Magno (Alejandro III), Filipo Arrideo, Alejandro IV.
Dinastía Ptolemaica:
También: Lágidas, dinastía helenística, dinastía de los Ptolomeos.
(305 - 30 a. C.) Dinastía iniciada por Ptolomeo I, quien se hizo con el poder poco tiempo después de morir Alejandro Magno (323 a. C.).
Esta Dinastía también llamada la de los Lágidas, debido a que Ptolomeo I era hijo de Lago (noble macedonio), contaron con una serie de sucesores llamados Ptolomeos; hasta el último de ellos, Ptolomeo XV Cesarión. Gobernaron hasta el 30 a. C., en que Egipto se convirtió en provincia romana.
La lista de los reyes Ptolemaicos son: Ptolomeo I Soter I; Ptolomeo II Filadelfo; Ptolomeo III Evergetes I; Ptolomeo IV Filopator; Ptolomeo V Epifanes; Ptolomeo VI Filómetor; Ptolomeo VII Neo Filopator; Ptolomeo VIII Evergetes II, apodado Fiscón; Ptolomeo IX Soter II, apodado Látiro; Ptolomeo X Alejandro I; Ptolomeo XI Alejandro II; Ptolomeo XII Neo Dionisio, apodado Auletes; Berenice IV; Cleopatra VII; Ptolomeo XIII; Ptolomeo XIV; Ptolomeo XV César, apodado Cesarión.
disco solar:
También: disco alado.
En el arte egipcio es muy frecuente encontrar la representación del disco solar, de acuerdo a la destacada importancia teológica y de carácter ideológico estatal del Sol/dios-Sol. Establece el vínculo entre los planos terrenales y divinos, por ejemplo, en los frontones semicirculares de las estelas o en los arquitrabes. Especialmente apreciadas eran las combinaciones del disco solar con un par de alas de halcón y dos serpientes uraeus. Este "disco solar alado" se encuentra regularmente suspendido sobre las imágenes del rey, simbolizando su dominio sobre el Alto y el Bajo Egipto, mediante los poderes que le han sido concedidos por los dioses.
Divina Adoratriz de Amón:
También: Divina Esposa de Amón.
Bajo el Imperio existía el título de "Divina Esposa de Amón", que llevaban tradicionalmente reinas o princesas reales, que en teoría "adoptaban" a sus sucesoras, sin implicancias de gobierno efectivo. Bajo la Dinastía XXI se produce un cambio significativo: ahora la Divina Esposa (o también Divina Adoratriz) permanecía virgen, consagrada al dios, con lo cual se eliminaba la posibilidad de que el clero tebano produjera líneas colaterales de pretendientes al trono. Contaba con bienes y rentas propios, y era responsable de ofrendar al dios en nombre del faraón, función que antes era privativa del Sumo Sacerdote. Mediante la adopción de la princesa Amenardis, hija de Kashta, como hija y heredera por la Divina Adoratriz, los kushitas se convierten en protectores de Tebas, que será gobernada de hecho por estas princesas.
Fueron célebres Amenardis y Shapenuet. Poseían rentas propias y numeroso personal a su servicio.
dualismo:
En el pensamiento egipcio, la forma de existencia de todo lo que es, que es expresado en pares de conceptos que se complementan: "masculino-femenino" es el concepto para el ser humano, "Alto y Bajo Egipto", "Tierras fértiles y desierto", "las dos orillas", son las denominaciones aplicadas a Egipto, etc. Definía la época primitiva caótica, el que aun no existieran dos cosas.
duat:
Mundo subterráneo de Osiris, considerado como residencia de los difuntos no pertenecientes a la realeza, que habían alcanzado la eternidad.
E
Egipto Medio:
Se aplica a la zona situada entre Asyut y Menfis, lo que sería aproximadamente la parte septentrional de lo que se denomina el Alto Egipto. Ambos límites están geográficamente bien definidos y tienen relevancia histórica. Asyut constituyó el meridional del reino de Herakleópolis, durante el Primer Período Intermedio.
Egiptología:
Estudio de las antigüedades de Egipto. Ciencia histórica que estudia todos los aspectos del saber del antiguo Egipto.
En el mismo país del Nilo algunos hombres se interesaron por su propio pasado, caso de un hijo de Rameses II, llamado Khaemuaset (1297-1234 a.C.), quien se dio a la tarea de restaurar algunos monumentos. Sin embargo, habría que esperar al siglo III a.C. a que un egipcio, que podemos catalogar como historiador, escribiese una Historia de Egipto. Nos referimos a Manetón de Sebbenitos (c. 241 a.C.), un sacerdote del templo de Heliópolis, que escribió unas Aigyptiaká, en las que narró la historia de su país y estructuró a sus reyes en 30 dinastías. Lamentablemente, tal obra desapareció, si bien los resúmenes hechos de la misma por Flavio Josefo (s. I d.C.), Julio el Africano (s. III), Eusebio1 (s. III) y Jorge el Monje, llamado también Syncello (s. VIII), han permitido conocerla en una pequeña parte.
Desde que en el siglo VI de nuestra era la lengua antigua y la escritura del Egipto faraónico habían caído en el olvido, solamente a veces algún erudito, interesado por un resto de inscripción antigua, había intentado penetrar en el misterio de los jeroglíficos. El más conocido y el más notable de ellos fue un padre jesuita del siglo XVII, Atanasio Kircher. Pero, a pesar del conocimiento del copto, no consiguió leer el egipcio, por cuanto se vio extraviado por Horapolo, cuyos Hieroglyphica solamente ofrecen un sentido claro si se conoce ya la lengua. La expedición a Egipto, mandada por Bonaparte, dio el impulso con sus publicaciones magistrales, y facilitó el documento que había de permitir el descubrimiento de la piedra llamada de Rosetta (nombre del lugar donde se encontró, al este de Alejandría).
Ésta llevaba el texto de un decreto escrito sucesivamente en griego, en demótico (lengua y escritura egipcias de uso corriente en la época griega) y en jeroglíficos (lengua y escritura sagradas). Fue la admirable preparación científica de Jean-Francois Champollion lo que le permitió leer, desde 1822, los nombres propios de los reyes griegos y de los emperadores romanos mencionados en las inscripciones. Él solo supo comprobar, brillantemente, la doble hipótesis de que los nombres propios estaban escritos únicamente con consonantes y que los signos sobrantes no eran fonéticos, sino determinativos. Fue a Egipto y estudió los monumentos, pudo establecer los grandes rasgos de la historia antigua del país y redactó una gramática y un diccionario del egipcio antiguo, el cual había podido interpretar gracias al copto. Pero por poco desaparece todo con el propio Champollion, muerto prematuramente, a los cuarenta y dos años (1832). Por suerte, Lepsius en Alemania, Birch en Inglaterra y E. De Rougé en Francia siguieron su camino. Lepsius, dirigió en Egipto una nueva campaña de investigaciones, y publicó en abultados infolios sus Denkmäler, aún preciosos en nuestros días. Mientras tanto, Rougé precisó la gramática y era el primero en traducir largos textos. Un negociante en vinos, de Châlon-sur-Saone, el genial Francois Chabas, fundó la lectura de la cursiva antigua llamada hierático. Luego, Henri Brugsch, a costa de una labor sin descanso, copió inscripciones inéditas, leyó el demótico y compuso su precioso Dictionnaire. Mientras tanto, Mariette exploraba con éxito los lugares más famosos de Egipto y fundaba en el país el servicio de Antiguedades. Le sucedía en la labor Maspero, quien conseguía descubrir los rituales más antiguos del mundo, publicándolos a renglón seguido: los Textos de las Pirámides, y emprendía la composición de su monumental Histoire des peuples de l'Orient classique. Erman, en Alemania, en la sombra de su gabinete, desembrollaba la conjugación egipcia y establecía la historia de la lengua, en la cual distinguía tres períodos: antiguo, medio y neoegipcio. Por último, daba modelos de edición de textos, seguido en esta labor por Sethe y Gardiner, algo más jóvenes que él. Mientras Loret, Chassinat, Lacau y Lefebvre proseguían en Francia o en Egipto la obra de su maestro, Gaston Maspero. Arqueólogos incansables, como sir William M. Flinders Petrie, exploraban el Egipto antiguo. Filólogos de primerísimo orden, como Griffith, estudiaban simultáneamente el egipcio antiguo, el demótico y el nubio, e incluso empezaban a poner en claro la escritura meroítica. Spiegelberg aportaba su abundante cosecha de textos demóticos, literarios o documentales, de los cuales redactaba una gramática, manejable y rica a la vez. Golenischeff, primeramente en Rusia y luego en Francia, Naville y Jéquier en Suiza y Reisner y Breasted en América conjugaron sus esfuerzos. Instituciones como el "Egypt Exploration Fund" en Londres, el "Institut francais d'archéologie orientale" (1880), el Instituto arqueológico alemán en El Cairo, la "Fondation égyptologique Reine Elisabeth" en Bruselas y el "Oriental Institute" en Chicago, garantizaron la perennidad de la obra emprendida por los pioneros de la ciencia egiptológica. Pero quedó aún mucha tarea por realizar. Empezamos apenas a entrever lo que fue verdaderamente la civilización egipcia en su complejidad y su hondura. Quedan por publicar las tres cuartas partes de los monumentos existentes.
El Cairo:
También: Al-Qahira (en árabe "la resplandeciente"), Misr, Masr.
El Cairo es la ciudad capital de Egipto y de su gobernación (provincia). Es la mayor ciudad del mundo árabe y de África, y los egipcios la denominan a menudo sencillamente con el nombre del país, árabe culto Misr, en el árabe de Egipto Masr.
Tiene una población de 7.734.344 habitantes (estimada en 2006) en la ciudad propiamente dicha; con 15.502.478 habitantes en el área urbana (datos de 1 de enero de 2005) es, junto con Lagos en Nigeria la mayor metrópolis de África. Ahora bien, en Egipto no existe el registro obligatorio, por lo que las cifras indicadas son cálculos a partir del censo de población. Según estimaciones no oficiales de finales de 2006, se podría partir de unos 25 millones de habitantes en el área metropolitana, lo que supondría un tercio de toda la población de Egipto.
La ciudad tiene estatuto de gobernación, muhafazah, con un gobernador al frente que es nombrado por el Presidente de Egipto. El Cairo es el centro político, económico y cultural de Egipto y de Oriente Próximo. Es sede del gobierno egipcio, del Parlamento (Majlis al-Sha'b), de todos los organismos estatales y religiosos centrales y de numerosas representaciones diplomáticas.
La ciudad de El Cairo está ubicada en las riberas e islas del río Nilo, al sur del delta (30° 3' 0" N 31° 15' 40" E). Hacia el sudoeste se encuentra la ciudad de Gizeh, y la antigua necrópolis de Menfis, con la meseta de Gizeh y sus monumentales pirámides, como la Gran Pirámide. Al sur se encuentra el lugar donde se edificó la antigua ciudad de Menfis.
La ciudad actual se divide en grandes barrios o zonas residenciales, entre las que cabe destacar Ataba (centro de la ciudad), Zamalek (situada en la isla del mismo nombre, habitada desde principios del siglo XX), Mohandesin (barrio construido sobre las huertas del Nilo en los años 50-60 del pasado siglo), Heliópolis (construido sobre el desierto y que ha cumplido recientemente su centenario), Nasr City (construido en los años 70 como barrio militar), Garden City y Maadi.
El Cairo es el centro neurálgico de las comunicaciones en Egipto. Cuenta con numerosas universidades, teatros, monumentos y museos: el más importante es el Museo Egipcio, situado en la plaza Tahrir, que alberga la mejor colección del mundo de objetos del antiguo Egipto. Actualmente se está planteando su traslado a un edificio mayor, en la zona de Gizeh.
En 1979, el centro histórico de El Cairo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con el nombre de El Cairo islámico.
el-Amarna:
También: Amarna, Ajetatón, Akhetatón, Horizonte de Atón.
Extenso yacimiento en la orilla oriental del Nilo, al sudeste de Mallaui, antigua capital de Ajenatón, llamada Akhetatón (Horizonte de Atón). De los templos y palacios no se han conservado más que los cimientos. Entre los hallazgos más famosos se encuentra los modelos y piezas del taller del escultor Tuthmosis, entre otros el busto de Nefertiti, actualmente en el museo de Berlín. En los acantilados de los alrededores, se tallaron las tumbas hipogeas de los altos funcionarios. Relieves especialmente importantes en las de Huya, Merire II, el sumo sacerdote de Atón Merire I, el jefe de policía Mahu y Ay, más tarde rey. La mayoría de las tumbas están inconclusas, muchas en proceso de destrucción.
el-Fayum:
También: She-resy (egipcio).
Antigua depresión lacustre nilótica. En árabe, al-Fayum "tierras pantanosas".
Es el oasis más cercano al valle del Nilo, sobre una meseta situada aproximadamente 100 kilómetros al suroeste de la capital de Egipto, El Cairo.
Fue un importante centro de la Dinastía XII y del Período Grecorromano, en torno al Lago Moeris o Birket Qarum. En la zona se encuentran los cementerios reales (Illahun, Hawara) de la Dinastía XII, y numerosos asentamientos de la época Ptolemaica y Romana.
La ciudad de este mismo nombre, se encuentra a orillas del lago Birket Qarum.
Cerca se encuentra Cocodrilópolis, antiguo centro de culto egipcio al dios cocodrilo, Sobek.
embalsamamiento:
Según Herodoto, la técnica más elaborada y costosa consistía en someter el cadáver a los siguientes procesos: primero se hacía una incisión lateral en el abdomen y se extraían las vísceras las cuales eran colocadas en los llamados vasos canópicos. La cavidad así formada se limpiaba con licor de palma y se llenaba de mirra, casia, etc. El cerebro se extraía a través de la nariz con un instrumento curvo. Una vez cosida la incisión, se colocaba el cuerpo en un baño de natrón durante setenta días. Al final de este período se lavaba y se envolvía con varias capas de vendas engomadas. Se colocaban amuletos bajo el vendaje y en el pecho un escarabajo. Finalmente, se envolvía con un sudario de lienzo, asegurado con cuatro o cinco vendas más anchas. A veces se escribían capítulos de "El Libro de los Muertos" en estos envoltorios.
En un método menos costoso, alrededor de un tercio del coste del anterior, el abdomen se inyectaba con "brea de cedro", que según Herodoto "actuaba de forma corrosiva y solvente sobre las vísceras". Los contenidos se dejaban escapar posteriormente.
El baño de natrón era común a todos los métodos, siendo los cuerpos de los más pobres preparados para él, con el simple lavado del abdomen con esmirna o mirra?.
Época Meroítica:
Época que se ubica en la Nubia y Sudán Septentrional entre el 700 a. C. y el 350 d. C.
En general el meroítico se divide tradicionalmente en tres fases: la antigua, que solo afecta a la Alta Nubia (700 - 300 a. C.); la fase media (300 a C. - 0) de influencia helenística-ptolemáica; y la reciente (0 - 350 d. C.), de influencia romano-bizantina.
Época Ramésida:
También: Período Ramésida.
Período en el que sucedieron los reinos de Ramsés I a Ramsés XI (Dinastía XIX y Dinastía XX). Aplicado también a los faraones de ese período.
Época Tardía:
También: Período Tardío o Reino Tardío.
Esta época, sigue a la Época Post-Imperial, y comprende desde la Dinastía XXVI a la Dinastía XXX.
escarabeo:
El escarabeo fue un amuleto de vida y poder, con forma de escarabajo pelotero (scarabaeus sacer egipcio), que representaba al Sol naciente, y era símbolo de la resurrección en la mitología egipcia.
El escarabajo está vinculado con el dios Khepri (Jepri), imagen de la constante transformación de la existencia.
En vida proporcionaba protección contra el mal, visible o invisible, dando diariamente fuerza y poder. En la muerte, quien lo portaba adquiría la posibilidad de resucitar y alcanzar la vida eterna.
Los escarabeos fueron tallados en variados materiales: esteatita, basalto, granito y en piedras preciosas como lapislázuli, amatista, cornalina, e incluso en metales como el oro.
Fueron utilizados como sellos de representación del rey, su familia, y algunos dignatarios, durante el Segundo Periodo Intermedio de Egipto (Hicsos), y son una de las principales fuentes de información de la Dinastía XIII y la Dinastía XIV. Se han encontrado, además de en Egipto, en Canaán y Kush.
Muy usado en la Dinastía XVIII, dándole Thutmose III el uso de sello real.
escorpión:
El escorpión o alacrán es uno de los animales terrestres más antiguos que se conocen, con fósiles de hace trescientos millones de años, y fue adorado en muchas de las civilizaciones antiguas. Hay unas mil especies, divididas en seis familias, y viven en todos los ambientes.
Las dos especies más famosas de Egipto son el Leiurus quinquestriatus o escorpión amarillo, también llamado "acechador mortal", y el Androctonus australis, conocido como el "homicida del sur", de color oscuro, capaz de matar a una persona en dos horas, aunque son raros de encontrar. Hay otras especies menos venenosas.
Aparece en época predinástica, en vasos que tiene su forma, aunque se hace verdaderamente conocido con la figura del rey Escorpión, que podría haber unificado Egipto y que probablemente adoptó el nombre de este animal como símbolo de su poder.
El alacrán entra en la mitología osiríaca picando a Horus, que sólo puede sanar gracias a la intervención de su madre Isis, quién salía de su casa acompañada de siete escorpiones. Los egipcios tenían una divinidad para todos los animales peligrosos, que los personificaba y servía para pedirle el favor de la curación en caso de ser picado, y también divinidades que curaban toda clase de picaduras, como las figuras de "Horus sobre los cocodrilos", en las que el dios niño aparece sobre uno o dos cocodrilos mientras sujeta con las manos toda clase de animales ponzoñosos. Estas figuras, unidas a un conjuro, servían de ayuda para curar las picaduras.
Las divinidades escorpión en Egipto eran Selket, protectora de los sarcófagos y los vasos cánopos, Hededet, diosa escorpión del nomo II del Alto Egipto, asociada a Selket, y Tabitet, asociada a la madre de Horus el Viejo.
Escriba:
Copista, escribano o secretario. Llegar a ser un escriba era el gran deseo de los jóvenes egipcios más ambiciosos, ya que casi todos los cargos podían ser alcanzados por un miembro destacado de este oficio. La expresión más frecuente en los ejercicios de los estudiosos del Imperio Nuevo era "uno solo tiene que ser escriba porque el escriba dirige todo". Hasta cierto punto el escriba era su propio amo a diferencia del hombre común, que no estaba exento del servicio militar y los trabajos forzados. Dentro de la profesión existían numerosos grados: del simple administrador del ganado de su amo a los hombres de letras, como Pentaur. La educación del escriba no se obtenía en ninguna institución pública. Después de aprender los fundamentos de la lectura y la escritura, quizá en una pequeña escuela como las actuales "kuttab" árabes, entraba en el oficio de su padre o aprendía de otro escriba. Entonces si iba mejorando y su escritura llegaba a ser clara y hermosa, si se hacía indispensable para su maestro, podía convertirse en un personaje rico e influyente, ascendiendo de un puesto a otro, de ser el director de un área a ser gobernador de un pueblo. Los escribas figuran en todas las tumbas, ya que los egipcios parecen haber sido extremadamente metódicos en cada detalle de la administración y esclavos de la burocracia. Un egipcio escribe a otro por motivos de negocios y dice: "Te escribo esto para que pueda servir como testimonio entre nosotros, y que puedas guardar esta carta por si en un futuro sirve como testimonio". Thot era el dios al que invocaban en especial los escribas, ya que es considerado el inventor de la escritura.
Los escribas representaron la cultura y la inteligencia del reino. En las procesiones de los dioses, el "jefe de los escribas" precedía al supremo sacerdote de Amón. El "escriba real" parece haber sido un funcionario de la mayor importancia y los príncipes de las Dinastías XVIII y XIX ostentaron este título. Las mujeres eran admitidas en el oficio de los escribas.
esfinge:
Entidad masculina de aspecto leonino con cabeza humana, encarnación del poder real y protectoras de las puertas de los templos. La más famosa es La Gran Esfinge de Gizeh que representa quizás al rey Kefrén (Dinastía VI), identificada posteriormente con el dios Harmaquis ("Horus en el horizonte").
Cuando la cabeza es humana se llama "androesfinge", si es de carnero "crioesfinge", de halcón "hieroesfinge". También hay con cabeza de chacal, cocodrilo y serpiente, pero estos son extremadamente raras.
estela:
Loza de piedra o madera, cuya forma puede variar y que lleva decoraciones e inscripciones funerarias. Son muy importantes las estelas históricas erigidas por el faraón con fines propagandísticos y de información ("estelas reales" y estelas de frontera, de grandes dimensiones).
estera:
Tejido grueso de juncos, palma, etc., usado especialmente para cubrir el suelo de las habitaciones.
F
faldellín:
Era una tela con dos extremos cruzados y anudados a la altura de la cadera, que llegaba por encima de la rodilla.
faluca:
Del árabe laluka, pequeño barco. También: falúa.
Es la embarcación pequeña, típica del Nilo, dotada de una o dos velas enormes, casi triangulares, que son capaces de aprovechar hasta las brisas más ligeras; y uno o dos mástiles ligeramente inclinado hacia la proa.
faraón:
Palabra que deriva del egipcio Per a ("casa grande"), se utilizaba para indicar el palacio real. A partir del Imperio Nuevo se utilizó también para designar al soberano de Egipto.
fellah:
fellahin (plural).
Palabra árabe utilizada para indicar a los campesinos egipcios.
Filé:
También: Filae, Filas.
Isla situada al sur de la Primera Catarata, donde se construyó un importante complejo divino especialmente consagrado a Isis. La diosa velaba desde su templo por su esposo Osiris, cuyo cadáver mítico descansaba en el Abatón, en la isla vecina de Biga.
Situada en la puerta meridional de Egipto, Filé era el lugar de acogida de la "Lejana", cuando regresaba de Nubia después de haber permanecido en el desierto, trayendo consigo las aguas bienhechoras de la inundación. Al sumergirse en las aguas de la Primera Catarata, en el momento de franquear las puertas del Doble País, era precisamente cuando perdía su carácter de Diosa Peligrosa, para recuperar sus aspectos benéficos.
Los templos de Filé fueron los últimos santuarios paganos que pervivieron en la época cristiana, y a que muchos peregrinos siguieron acudiendo allí a adorar a la diosa.
Los templos conservados, fueron trasladados a la isla de Agilkia para preservarlos de las aguas, al construirse la presa de Asuán.
fórmulas mágicas:
Los textos con fórmulas mágicas eran usados tanto por los hombres como por los dioses. En el Más Allá, el difunto había de luchar contra los espíritus malignos que pretendían acabar con él. Pero el dios Re debía luchar contra la serpiente Apofis. Las fórmulas mágicas que había en el Libro de los Muertos, ayudaban a ambos a superar este peligro.
fortaleza:
Desde los primeros tiempos, los egipcios erigieron fortalezas contra las incursiones de los asiáticos, beduinos y nubios. Las mas antiguas son las de Abydos y El-Kab. En el Delta, una línea de fortines se levanto en el Imperio Medio y se llamo las "puertas de los bárbaros". Sobre Asuán, en la frontera nubia, había una fortaleza llamada la "puerta del sur". En Semneh y Kummeh, Nubia, sobre la Segunda Catarata, Sesostris III (Dinastia XII) erigió dos grandes fortines enfrentados entre si, para obstruir el camino del agua en contra de las tribus del sur. La mayoría de las ciudades del Antiguo Egipto estaban fuertemente fortificadas, en especial Tebas, Ombos, On, San, Sais. El Kab, cuyas ruinas aun se conservan, es la muralla mas antigua de Egipto. Igualmente se conservan las ruinas de muchas otras fortalezas.
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