A comienzos del siglo 20, dos visitas de renombre internacional promueven el interés por los temas del Antiguo Egipto: en 1925 el francés Alexandre Moret, y en 1936 el belga Jean Capart estudian las piezas egipcias de los museos, pronuncian conferencias de divulgación y alientan la creación de un Museo Egipcio.
Los estudios egiptológicos comienzan a articularse en los programas académicos argentinos cuando el Dr. Abraham Rosenvasser se hace cargo en 1956 de la Cátedra de Historia Antigua I en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Allí organiza un gabinete de publicaciones sobre temas bíblicos y egipcios. En 1963 es designado como primer Director del Centro de Estudios Orientales (creado en respuesta a su iniciativa), que en 1972 pasa a denominarse Instituto de Historia Antigua Oriental y hoy lleva su nombre. A la muerte de Rosenvasser, en junio de 1983, lo sucede en el cargo la Dra. Perla Fuscaldo. Hoy lo dirige la Dra. Susana Murphy.
Desde 1972 el Instituto publica la Revista del Instituto de Historia Antigua Oriental (RIHAO). Rosenvasser donó su biblioteca especializada, de 4.000 items entre libros y folletos, a la Academia Argentina de Letras. (Bibliografía de Rosenvasser en Revista de Estudios de Egiptología N° 1, 1990).
Nuestro país cuenta con un prestigioso especialista en epigrafía, Ricardo A. Caminos (1915-1992), Ph. D. en Chicago y Oxford, quien colabora con Alan Gardiner en la publicación de importantes series de inscripciones faraónicas, y es autor de numerosos artículos y libros. Llega a ocupar la cátedra de Egiptología en la Brown University, Providence, Rhode Island. En 1960 dicta en Buenos Aires un Seminario de Filología Egipcia en la FFL de la UBA. Participa activamente en la Campaña de Nubia relevando los Templos del Reino Nuevo en Buhen para la Egypt Exploration Society de Londres. (Ver semblanza biográfica en el JEA 86 del año 2000).
La Argentina fue el primer país sudamericano en enviar una misión científica a tierras faraónicas. Esto se produjo entre 1961 y 1963, cuando en respuesta al pedido de auxilio internacional lanzado por UNESCO para salvar los monumentos de Nubia amenazados por las aguas del embalse formado por la represa de Asuán, el gobierno argentino estableció un acuerdo con Francia para conformar una Misión Arqueológica conjunta. Los fondos para la misión fueron aportados por la Facultad de Humanidades de La Plata y el CONICET. El equipo argentino estuvo encabezado por el Dr. Abraham Rosenvasser y en el mismo participaron como arqueólogos Alberto Rex González y Pedro Krapovickas (una temporada cada uno), y en el dibujo de los planos los Arquitectos S. Domicelj y A. Hernández. El grupo francés estaba dirigido por Jean Vercoutter. Excavaron en el Sudán el templo de Aksha, de tiempos de Ramsés II, y tumbas de distintos períodos. De haberse logrado la financiación necesaria se hubiera continuado con la exploración de la fortaleza de Mirgissa, del Reino Medio egipcio, tarea que realizó posteriormente la misión francesa. Por su participación la Argentina recibió la donación de unas 300 piezas por parte del gobierno del Sudán, muchas de las cuales se exhiben actualmente en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
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